15.4.08

Biopoder y cultivo de sí: De la suposición a la reconquista.

Leandro Pena

[A 16] Vida es aquella capacidad que tiene un ser para actuar conforme a las leyes emanadas de su capacidad desiderativa
( I Kant. Crítica de la Razón Práctica)

Presentación

La idea de la presente exposición es tratar de abordar una mirada del biopoder desde lo que M. Foucault denomina el cultivo de sí. No se trata de desarrollar algunas ideas del biopoder simplemente, sino acotar y contrastar éstas desde la inquietud de sí.

Para ello intentaré exponer como la libertad por la acción del biopoder termina siendo para los sujetos, una apariencia, una suposición o en todo caso un concepto que cualitativamente está menoscabado y reducido al concepto de poder subyacente, y que no necesariamente tiene éste su origen en el estado, sino en quien lo ejerce.

1-Biopoder y libertad

En el primer tomo – un poco diferente al resto- de La historia de la sexualidad llamada La voluntad de saber, M. Foucault expresa que el ejercicio del poder del capitalismo consistió en saber administrar el campo biológico de la existencia humana en todas las estratificaciones sociales en que ella se vio representada y en todos los niveles de influencia posible: educación, salud, economía por nombrar algunos, a esto se lo llamó anatomopolítica del cuerpo humano[1]
El capitalismo entendió que el dejar morir no es el mejor modo de ejercicio de poder, el fin de la existencia biológica limita sus posibilidades de control. Por el contrario, el darle rienda suelta a todos aquellos aspectos en que la biología atraviesa la historia es abrir la posibilidad para que la política ejerza su acción sobre la vida. Cito el texto:

La vieja potencia de la muerte, en la cual se simboliza el poder soberano, se halla ahora cuidadosamente recubierta por la administración de los cuerpos y la gestión calculadora de la vida[2]


En el SXVIII y bajo la idea de capital el bio poder comienza a organizarse en orden a lo económico, educativo, cultural, para penetrar en todas las diferentes capas sociales haciendo del dominio del cuerpo un objetivo de su actuar.

El poder político a través de la historia encontró en la medicina una manera de ejercer su intervención directa sobre las necesidades del cuerpo, hay una correlato entre bio- política y bio- historia, entendida esta última no como el simple desarrollo de los cuerpos, sino exponiendo necesidades de estos. De esta manera el poder penetra en las necesidades y las hace objeto de su discurso.

Foucault, hace un análisis donde, sin compás de espera, el bio poder lejos de amenazar y aniquilar, la vida busca por todos los medios traspasarla, encuadrarla, estructurarla en un discurso de poder.
Vale aclarar aquí lo que dice Foucault:

Durante milenios, el hombre siguió siendo lo que era para Aristóteles: un animal viviente y además capaz de una existencia política; el hombre moderno es un animal en cuya política está en entredicho su vida de ser viviente[3].

Este estar a la par del bio- poder con la bio- historia, ejerciendo su acción directa sobre ella no permite la acción del propio sujeto sobre sí, la práctica de sí o en palabras de Foucault el cultivo de sí. En otras palabras, el bio-poder aleja todas las posibilidades del cultivo de sí del sujeto, interviniendo y socavando toda lectura subjetiva de su propia materia.

En este sentido los mecanismos de poder ya sea por leyes u otras formas de adiestramiento, son correctivos y distribuyen el poder entre los cuerpos y en definitiva limitan la dirección propia de la vida subjetiva

Hay dos planos por donde el bio- poder se disemina, sin dejar intersticios bio- históricos: Por un lado el de la fuerza y economía de energía, por otro el acompañamiento de las diferentes situaciones que viven las sociedades. En ambos planos el poder se organiza para dominar en un discurso solapado, donde aparece acorde a las necesidades bio- históricas pero cuyo intención mas profunda es el deseo de dominar los cuerpos.

Lo que quiero decir sencillamente es que, Foucault parece indicar que no importa tanto el régimen ni los gobiernos sino como el poder de diferentes modos atraviesa la propia subjetividad.

Es el caso del sexo, tema que ha sido objeto del poder haciendo una apología interminable y convirtiéndolo a este dispositivo del discurso en una ironía que hace cree que en ello reside nuestra “liberación”[4].

El poder es bio poder cuando sus dispositivos actúan sobre el campo experiencial y lo modifican; su objetivo no es ya la amenaza de muerte porque conllevaría su acabamiento sino el sostenimiento de la vida resguardándola de toda desaparición y aniquilamiento para así mantenerse vivo en el traspaso de ella misma.

En definitiva el poder no sólo está solapado por el doble discurso de dejar hacer para dominar, sino que en este mismo discurso de dominio, traspasa, se perpetúa y se acota en la subjetividad; el poder se ha introducido en el cuerpo y se encuentra expuesto en el cuerpo mismo[5] en donde la ideología no es lo que está en juego sino el dominio del cuerpo propio.

En este sentido Foucault aclara esto mismo diciendo que:

Lo que busco es intentar mostrar como las relaciones de poder pueden penetrar materialmente en el espesor mismos de los cuerpos sin tener que ser sustituidos por la representación de los sujetos[6]

En la relación bio- poder y bio- historia lo que está en juego es la influencia del somato poder en la identidad personal. Ésta se ve descentrada y acorralada; por la fuerza inmanente de dominio que la penetra poniendo en jaque su sí mismo.

La práctica del bio- poder no deja espacio e intersticio para que el propio sujeto se retrotraiga sobre sí; siendo la libertad de éste un supuesto práctico del dejar hacer para dominar.

La libertad de los sujetos está subsumida al modo en que el bio poder la encuadra. Foucault lo explica bien en la Historia de la locura cuando dice:

Que se deja jugar a la libertad de loco, pero en un espacio cerrado, más rígido, se lo libera del crimen y del mal para encerrarlo en los mecanismos rigurosos del determinismo, se le quitan las cadenas que impedían el uso de su libre voluntad para transferirla y alienarla al médico[7].

De este modo la libertad subjetiva termina siendo un supuesto, una hipótesis del poder es decir una no- libertad desde el propio sujeto.

La relación del sujeto con la verdad se ve comprometida; el sujeto no puedo acceder a su verdad porque su libertad está subsumida a la acción del biopoder. La verdad del sujeto queda relegada y suplida por las necesidades funcionales del poder inmanente que obra en él; delimitando y esquivando la tarea del ocuparse de sí.

2- Inquietud de sí y el acceso a la verdad.

Hicimos antes una mención sobre el cuidado de sí y la acción penetrante del biopoder en el sujeto y que me parece oportuno comenzar a desentrañar.

En una de las primeras clases de Enero 1982 del Curso titulado La hermenéutica del Sujeto Foucault hace una análisis pormenorizado sobre la inquietud de sí y el conócete a ti mismo, destacando el modo en que ambos temas guardan una relación pero en diferentes niveles.

Foucault propone analizar la relación entre sujeto y verdad señalando que la racionalidad es solo un aspecto, una propiedad, en todo caso un modo de abordar la temática del cultivo de sí. En este sentido el conócete a ti mismo es un manera o un camino, una dimensión del significado del ocuparse de sí mismo.

Señala allí que un primer momento lo que se percibía en la fórmula conócete a ti mismo era una preparación para la consulta a los dioses. Preparación por cierto que implicaba una acotamiento en varios sentidos: No muchas preguntas, sólo las útiles, no sacrificios ni votos para establecer el contacto. La idea central era focalizar, retornar hacia las inquietudes mas importantes sin generar una dependencia con lo divino . En este sentido lo que significaba el conócete a ti mismo no era autoconocimiento: ni el autoconocimiento como fundamento e la moral ni el autoconocimiento como principio de una relación con los dioses[8].
En una análisis posterior Foucault señala el conócete a ti mismo en la figura de Sócrates es sólo y tan solo una dimensión de la inquietud de sí y que en todo caso quedaban otras cuestiones abiertas que hacen a la propia subjetividad.

Foucault entiende que Sócrates cumple con la tarea asignada por los dioses y que consiste en incitar a los demás a ocuparse de sí mismos[9], esa era su función, era su sentido de vida, pero por esto mismo descuida otras. Como si la enseñanza del ocuparse de sí mismo conllevara una especie de sacrificio por parte del maestro.

En esta dimensión el análisis Foucault rescata la figura de Sócrates dado que intentó despertar en los jóvenes la inquietud de sí mediante el conocimiento de uno mismo.

Sin embargo y a pesar de esto no hay fractura entre conocerse y ocuparse sino un modo mas de representar y experimentar esto último. Haciendo una recorrida por la cultura Griega, Helena y Romana, Foucault señala que el cultivo de sí se potencia en cuidados médicos, servicios del servidor al amo, dedicación al culto. En definitiva lo que destaca es que el cultivo de sí es una actitud hacia los otros y hacia el mundo sin ser una posición racional e individualista.

Acerca de esto último Foucault desarrolla su crítica al pensamiento Cartesiano dado que el modo en que el sujeto se encuentra consigo mismo es mediante el pensar. De esta manera el conócete a ti mismo quedó recalificado, el rumbo cartesiano se refiere al autoconocimiento , al menos como forma de conciencia[10] y en este sentido la inquietud de sí quedó desplazada.

La inquietud de sí habla de por sí de una transformación del sujeto, de su sí mismo; la inquietud de sí designa precisamente el conjunto de las condiciones de espiritualidad , el conjunto de las transformaciones de sí mismo que son condición necesaria para que se pueda tener acceso al verdad[11].

3- El Biopoder y el cultivo de sí.

Mientras el bio poder influye en el cuerpo del sujeto haciéndolo funcional a las estrategias y a los dispositivos de poder y diluyendo sus posibilidades de preocuparse por su identidad; el ocuparse de sí mismo pone a resguardo la propia identidad.

Foucault en la tercera parte de su Historia de la sexualidad- citando diversos textos antiguos- pone el acento en que la inquietud de sí es dedicarnos enteramente a la posesión de nosotros mismos[12]. Cómo si el movimiento fuera diferente, el biopoder ejerce una acción sobre la vida misma sobre los cuerpos y sobre la identidad de sí en tanto que la preocupación con uno mismo es la vuelta a la vida propia y al sí mismo sin ningún dispositivo de poder normativo que lo regule

La acción del biopoder sobre la vida de los hombres les hace suponer a estos una libertad que delimita la acción individual a la estrategias y deseos del poder. El poder es funcional a las necesidades de los sujetos y en este sentido la libertad es un supuesto, una hipótesis, que oculta mayor dependencia.

Mediante la función normalizadora el biopoder busca el dominio de los cuerpos en forma individual y en forma conjunta haciendo de las relaciones con los otros un objeto de necesidades para lo que se propone. El cultivo de sí comprende unos juegos de intercambios con el otro y de un sistema de obligaciones recíprocas[13]; en donde el vínculo con otro reporta sabiduría para sacar provecho de uno mismo y de su propia vida. El otro no se convierte en un estratega de objetivos propios sino que es el auxilio para el cultivo de sí, para el encuentro con uno mismo y con su verdad. El biopoder pone en juego la vida de los hombres sin dejar intersticio para que la libertad individual y colectiva emerja de acuerdo a los requerimientos propios.

En numerosos pasajes tanto de La historia de la Locura en la época Clásica, como en La Historia de la sexualidad III se hace mención al uso de la medicina como una estrategia de poder. En este sentido la medicina forma parte del dominio de los cuerpos. Sin embargo en el último texto antes mencionado el cultivo de sí no tiene que ver con la prescripción médica sino con el daño al cuerpo que producen las enfermedades intentando repensar la propia subjetividad desde el cuidado del cuerpo y del alma.

El bio poder atraviesa la bio historia, realizando su acción sobre la propia subjetividad, el sujeto no está sujeto a sí mismo sino sujetado al concepto de poder que subyace en él; su propia vida y su identidad están subsumidas a él.

Por otra parte el cultivo de sí ha sido siempre en la historia – hasta la modernidad- una vuelta a la subjetividad donde el valor de la propia vida y el encuentro con la identidad personal tiene que ver con el modo en que el sujeto intenta lograrlo, desde sí mismo y desde el vínculo con los otros.

En este sentido el camino a la sabiduría no obedece al cumplimiento o nó de normas, donde lo judicial aporta la culpabilidad sobre un hecho; cómo si la culpa fuera el premio por el error. En este sentido el ocuparse de sí es la vuelta sobre sí mismo, sobre el actuar propio y tiene que ver con una vuelta reflexiva, libre, razonada y meditada para reforzar los instrumentos racionales para asegurar una conducta sabia[14].

El ocuparse de sí está liberado de toda sujeción internalizada del poder, el sujeto, es sujeto de sí mismo, su propia identidad no está ligada a la culpa normalizadora sino a alcanzar una vida mas plena y auténtica desde la necesidad de un trabajo del pensamiento sobre sí mismo[15].

El preocuparse por un mismo no tiene que ver con una enajenación de la vida diaria. Por el contrario, es estar en la vida sin permanecer subsumido a todas aquellas intemperancias que estas nos ofrece. El biopoder sobrecarga tanto judicialmente (función normalizadora) y culposamente como políticamente por medio de estrategias al sujeto; el cultivo de sí trata de resguardar al sujeto, busca que este se agrade a sí mismo, retorne a su propio hogar, hacia su sí mismo.

En el cultivo de sí el biopoder desaparece porque el poder gira, deja de ser algo inmanente que atraviesa el propio cuerpo y pasa a ser un poder que nace de nosotros mismos y en nosotros mismos[16]. Un poder que no conoce ni grados ni cambios, sino que se da de una sola pieza y de que una vez dado (logrado), ningún acontecimiento exterior podría mellarlo[17].

En todo caso la inquietud de sí es el movimiento diferente al bio poder, mientras este último acota la energía en el sujeto, el primero libera sus posibilidades en pensarse a sí mismo desproveyéndose de todo embate exterior que regule su propia vida o lo que es peor, la aniquile.

En este caso el sujeto se relaciona con la verdad en el encuentro consigo mismo, la verdad no está antedicha ni presupuesta, sino que es algo a repensar, no tiene que ver con lo estatuido sino con la inquietud de sí con el movimiento interno del sujeto del cual no se encuentra ajeno – como ya hemos dicho- el vínculo con los otros.

Mientras que en el biopoder la libertad individual es un supuesto y parte de la estrategia del poder, en el cultivo de sí la experiencia subjetiva se torna enriquecedora y valiosa por la acción libre de los individuos para hacerse cargo de su propia vida. La libertad subjetiva, en este último caso no representa un suposición sino una realidad efectiva en la acción directa que cada uno tiene con uno mismo.

Con respecto a esto último, tanto la acción del biopoder como la del cultivo de sí tienen dos modos de realizar su trabajo, mientras que el primero su preocupación es penetrar en la subjetividad para ejercer su dominio reduciendo la experiencia personal a las necesidades de un determinada necesidad; el segundo presenta una acción diferente que consiste cuidar y hacerse cargo de la vida propia y conservar y enriquecer la propia identidad. Esto es en definitiva lo que parecería destacarse en el cultivo de sí, un regreso a la relación del sujeto con su propia verdad mediante un trabajo, sobre sí mismo , una elaboración de sí sobre sí mismo , una transformación progresiva de sí mismo de la que uno es responsable[18].

Precisamente el modo en que el bio poder se manifiesta pone en jaque la identidad y la vida de los sujetos. Parecería indicar en el cultivo de sí que la filosofía es comienzo y regreso.
La filosofía nos permite comenzar a encontrarnos con nosotros mismos en una actitud de repensarnos como sujetos regresando al encuentro con la verdad de lo que somos; esto sería talvez, lo que el bio poder desmerece: el encuentro entre el ser y la verdad, o en todo caso el repensar la propia identidad sin que la libertad esté subsumida a una necesidad externa.

Bibliografía utilizada

- Michel Foucault, (2003) Historia de la Sexualidad. 1- La Voluntad del saber. Buenos Aires. SXXI-.
- Michel Foucault, (2003) Historia de la Sexualidad. 3- La inquietud de sí. Buenos Aires. SXXI-.
- Michel Foucault, (2002) Hermenéutica del sujeto. México. Fondo de Cultura Económica.
- Michel Foucault, (1992) Microfísica del poder. Madrid. Las ediciones de La piqueta.
- Michel Foucault, (2004) Historia de la locura en la Época Clásica II. México. Fondo de Cultura Económica.
- Dreyfus, H. y Rabinow, P. (2001) Michel Foucault: más allá del estructuralismo y la hermenéutica, Buenos Aires .Nueva Visión.
[1] Michel Foucault, (2003) Historia de la Sexualidad. 1- La Voluntad del saber. Buenos Aires. SXXI Pág168.
[2] Ídem. Pág. 169
[3] Ídem. Pág. 173
[4] Ídem. Pág. 194
[5] Michel Foucault, (1992) Microfísica del poder. Madrid. Las ediciones de La piqueta. Pág.112
[6] Ídem. Pág. 166.
[7] Michel Foucault, (2004) Historia de la locura en la Época Clásica II. México. Fondo de Cultura Económica. Pág.267.
[8] Michel Foucault, (2002) Hermenéutica del sujeto. México. Fondo de Cultura Económica. Pág. 18
[9] Ídem. Pág. 23
[10] Ídem. Pág. 32
[11] Ídem. Pág. 35
[12] Michel Foucault, (2003) Historia de la Sexualidad. 3- La inquietud de sí. Buenos Aires. SXXI. Pág. 50
[13] Ídem. Pág. 53
[14] Ídem. Pág.62
[15] Ibidem.
[16] Ídem Pág 67
[17] Ibidem.
[18] Michel Foucault, (2002) Hermenéutica del sujeto. México. Fondo de Cultura Económica. Pág. 34