
Edgardo Pablo Bergna
La existencia de ideas morales y de actitudes morales no implica el desarrollo de una disciplina filosófica, así pues, pueden estudiarse las actitudes e ideas morales de cualquier pueblo sin que de ello resulte un estudio encuadrado en la ética como disciplina. Según Ferrater Mora «solamente hay historia de la ética dentro del marco de la historia de la filosofía».
En tal sentido se podría delimitar la ética como disciplina filosófica recién a partir del «nacimiento de la filosofía»[1]. La partida de nacimiento, firmada por muchos autores, coincide con el momento en que las cosas dejan de verse como dadas y son examinadas a la luz de sus fundamentos.
Dicha justificación filosófica sobre las ideas y actitudes morales, abre el paso de la mera aprobación o desaprobación de normas sociales vigentes, a la reflexión sobre las razones por las cuales el hombre debe comportarse de tal o cuál manera. De hecho la ética comienza de manera formal con Aristóteles, en tanto que, Ética a Nicómaco siglo IV adC puede ser considerado como texto fundante de la ética como disciplina; con todo, pueden verse antecedentes en Demócrito, Sócrates y Platón.
Prudencia I
La eunomía, junto con la sophrosyne o prudencia, expresa el ideal griego
de la sentencia «nada en exceso» que, según la leyenda, había hecho
grabar el espartano Quilón en el templo de Apolo, en Delfos, junto a
la otra sentencia famosa: «conócete a ti mismo». Apolo representaba,
precisamente, la prudencia (sophrosyne), la medida, a la que se opone
la hybris, la soberbia humana, que opone inútilmente los hombres a los dioses[2].
En su mito del auriga[3], Platón considera la prudencia como la virtud propia del alma racional, mientras que la virtud propia del alma irascible es la fortaleza, y la del alma concupiscible es la templanza; aquí se ve como Platón utiliza el término prudencia antes que lo hiciera el estagirita, pero dándole un sentido que se aparta al de Aristóteles ya que como se ve mas adelante se refiere a la frónesis [prudencia] asociada a la episteme, opuesta a la doxa mientras que el autor de Etica a Nicómaco presenta a la prudencia asociada a lo que llama «el hombre prudente» que es el que posee una opinión reputada o admitida, ëndoxa.
Cuando estas tres partes del alma (racional, irascible, concupiscible) y sus tres virtudes están en perfecta armonía, surge una cuarta virtud: la justicia. Al ser la prudencia virtud del alma racional y es un saber organizar y dirigir racionalmente una acción, es sinónimo de sabiduría, debido a que posee el conocimiento de las ideas inmutables en oposición a la opinión, que es el conocimiento de las cosas cambiantes y mutables.
Por otra parte, una sociedad será justa cuando sus elementos constituyentes estén también en armonía, y esté dirigida por la racionalidad; Platón en este caso se refiere a la prudencia pero esta vez desde la República
— Pues bien, ante todo hay una que percibo a primera vista, y es la prudencia;
pero observo que tiene algo singular.
— Por consiguiente, la ciudad establecida conforme a la naturaleza será toda
ella prudente por el grupo menos numeroso (...) es en el número mas reducido
posible, como la naturaleza produce los hombres a quienes corresponde
participar de esa ciencia que, entre todas las ciencias, es la única que merece
llamarse prudencia. [4]
Platón relaciona su postura ética con la polis donde los prudentes, serán una parte reducida de la ciudad, con todo, éstos hombres que produce «la naturaleza» harán a la ciudad toda prudente.
La prudencia, virtud del alma racional, saber organizar y dirigir racionalmente una acción es sinónimo de sabiduría, frónesis está asociada a episteme; en virtud de lo dicho, Platón recurre a un intelectualismo moral, tendencia a dar una importancia excesiva a la razón en cuestiones éticas[5], aunque en menor medida que Sócrates quien identifica la virtud con el saber, ciencia y moralidad es lo mismo. Esta identificación lleva a que nadie hace el mal a sabiendas, o que sólo el ignorante obra mal, en tanto que la prudencia basta para actuar bien.
Aristóteles hace su crítica apelando a la experiencia y aun a la propia conciencia, e introduce el concepto de la debilidad de la voluntad, o acrasia: se hace el mal también sabiendo que se obra mal; respecto a la prudencia no basta con ella para actuar bien y piensa que son necesarias las demás virtudes morales.
Prudencia en Aristóteles
Toda la naturaleza es pensada por el estagirita de manera finalista, teleológica, desde la materia menos informada hacia lo realizado en la forma con mayor perfección; ésta es una visión del mundo que tendrá vigencia para explicar también las acciones del hombre. La ética.
Las virtudes éticas son para Aristóteles aquellas que se desenvuelven en la práctica y que van encaminadas a la consecución de un fin, en tanto que las dianoéticas son las virtudes propiamente intelectuales. A las primeras (éticas) pertenecen las virtudes que sirven para la realización del orden de la vida del Estado: la justicia la amistad el valor, y tienen su origen directo en las costumbres y en el hábito. A las segundas (dianoéticas) pertenecen las virtudes fundamentales, las que son como los principios de las éticas, las virtudes de la inteligencia o de la razón: sabiduría y prudencia.
[1] Gadamer, H. G. , El inicio de la filosofía occidental, Paidós, Barcelona, 1999.
[2] Platón, fedro, 245E-257D, Ed. Orbis 1983, Trd. Gil, Luis.
[3] Platón, fedro, 245E-257D, Ed. Orbis 1983, Trd. Gil, Luis.
[4] Platón, República, EUDEBA, 1998, Trd. Camarero, antonio.
[5] Op.cit. En el texto citado se hace referencia y se explica cuál es la determinada ciencia, “propia de ciertos ciudadanos cuyo fin sea deliberar.”
[6] Aristóteles, Etica a Nicómaco 1097B, Centro de estudios Constitucionales, Madrid, 1985 Trd. Araujo, María, Marías, Julián.
[7] Aristóteles, Etica a Nicomaco, Ed. Orbis, S.A, 1984 Trd. Abril, Pedro, Simón. Es esta la primera traducción del griego al castellano llevada a cabo en 1518.
[8] El subrayado es mío.
[10] Aristóteles, Etica a Nicómaco, Centro de estudios Constitucionales, Madrid, 1985
[11] Op. Cit. 1106A
[12] Op. Cit 106A
[13] Op. Cit 106B
[14] Op. Cit.,1108B
[15] Op. Cit.,1108B
[16] Sócrates pensaba que las virtudes eran razones, para él consistían en un conocimiento.
[E1]O buenos en si. O sencillamente «invalorables» en tanto que hay «homicidio legítimo»